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El rey impuso un impuesto a su reino tanto por tierra como por mar. En cuanto a su fuerza y su valor, y a la riqueza y la gloria de su reino, he aquí que están escritos en el libro de los persas y de los medos para memoria.
Mardoqueo era virrey del rey Asuero, y era un gran hombre en el reino, honrado por los judíos, y vivía su vida amado por toda su nación. [Mardoqueo dijo: “Estas cosas han venido de Dios. Porque me acuerdo del sueño que tuve acerca de estos asuntos, pues no ha fallado ni un detalle de ellos. Había un pequeño manantial que se convirtió en un río, y había luz, sol y mucha agua. El río es Ester, con quien el rey se casó y la hizo reina. Las dos serpientes son Amán y yo. Las naciones son las que se combinaron para destruir el nombre de los judíos. Pero en cuanto a mi nación, ésta es Israel, los que clamaron a Dios y fueron librados; porque el Señor libró a su pueblo. El Señor nos rescató de todas estas calamidades; y Dios obró tales señales y grandes prodigios como no se han hecho entre las naciones. 10 Por eso ordenó dos suertes. Una para el pueblo de Dios, y otra para todas las demás naciones. 11 Y estas dos suertes llegaron para un tiempo determinado y para un día de juicio, ante Dios y para todas las naciones. 12 Dios se acordó de su pueblo y reivindicó su herencia. 13 Celebrarán estos días en el mes de Adar, el día catorce y el día quince del mes, con asamblea, alegría y gozo ante Dios, por todas las generaciones y para siempre en su pueblo Israel. 14 En el cuarto año del reinado de Ptolomeo y Cleopatra, Dosite, que decía ser sacerdote y levita, y Ptolomeo, su hijo, trajeron esta carta de Purim, que decían que era auténtica, y que Lisímaco, hijo de Ptolomeo, que estaba en Jerusalén, había interpretado].