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Un Ay contra Etiopía
Ay de la tierra del zumbido de las alas que está más allá de los ríos de Etiopía, que envía embajadores por el mar, los cuales van en naves de papiro sobre la superficie del agua y dicen: Vayan, veloces mensajeros, a la nación de elevada estatura y piel brillante, a un pueblo terrible desde el principio, a una nación poderosa y humilladora, cuya tierra los ríos dividen. Ustedes, todos los habitantes del mundo y habitantes de la tierra: Cuando se levante la bandera en las montañas, miren. Cuando se toque la corneta, escuchen.
Porque Yavé me dijo: Yo estaré quieto y observaré desde mi morada, como el calor vibrante de la luz del sol, como una nube de rocío en el calor de la cosecha. Pues antes de la cosecha, lo cual sucede tan pronto como brota el botón y la flor se convierte en una fruta madura, el viñador aplica la podadera a las ramas. Las poda con cuchillos, remueve y corta las ramas que se extienden. Todos serán dejados a los buitres de la montaña y a las fieras de la tierra. Las aves de rapiña pasarán el verano sobre ellos, y todas las fieras de la tierra invernarán sobre ellos.
En aquel tiempo será traído un presente a Yavé de las huestes de parte de la nación de elevada estatura y piel brillante, un pueblo terrible desde el principio, una nación poderosa y humilladora, cuya tierra dividen los ríos. El presente será traído al lugar dedicado al Nombre de Yavé de las huestes, a la Montaña Sion.