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Y ACONTECIÓ que como Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras del SEÑOR Dios de ellos, todas estas palabras por las cuales el SEÑOR Dios de ellos le había enviado a ellos mismos,
Dijo Azarías hijo de Osaías, y Johanán hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado el SEÑOR nuestro Dios para decir: No entréis en Egipto a peregrinar allí.
Sino que Baruc hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en mano de los Caldeos, para matarnos y para llevarnos cautivos a Babilonia.
No obedeció pues Johanán hijo de Carea, y todos los oficiales de la gente de guerra, y todo el pue­blo, a la voz del SEÑOR para quedarse en tierra de Judá;
Antes tomó Johanán hijo de Carea, y todos los oficiales de la gente de guerra, a todo el rema­nente de Judá, que de todas las naciones adonde habían sido echa­dos habían vuelto para morar en tierra de Judá:
A hombres, y mujeres, y niños, y a las hijas del rey, y a toda alma que había dejado Nabuzaradán capitán de la guardia con Gedalías hijo de Ahicam hijo de Safán, y a Jeremías profeta, y a Baruc hijo de Nerías;
Y entraron en tierra de Egipto; porque no obedecieron a la voz del SEÑOR: y llegaron hasta Tafnes.
Y vino la palabra del SEÑOR a Jeremías en Tafnes, diciendo:
Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en un horno de ladrillos que está a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de hombres Judíos;
10 Y diles: Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo envío, y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y tenderá su dosel sobre ellas.
11 Y vendrá, y herirá la tierra de Egipto: los que a muerte, a muer­te, y los que a cautiverio, a cauti­verio, y los que a espada, a espa­da.
12 Y pondrá fuego a las casas de los dioses de Egipto; y las que­mará, y a ellos llevará cautivos; y él se vestirá la tierra de Egipto, como el pastor se viste su capa, y saldrá de allá en paz.
13 Además, quebrará las estatuas de Bet-semes, que es en tierra de Egipto, y las casas de los dio­ses de Egipto quemará a fuego.