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Para el director del coro. Al Seminit. Un salmo de David.
1 ¡Señor, envía tu ayuda a todas las buenas personas que se han ido! Los que confían en ti han desaparecido de entre los pueblos de la tierra.
2 Todos le mienten a su prójimo. Los halagan con elogios. Pero no dicen lo que en realidad piensan.* Literalmente, tienen “corazones dobles”.
3 Detén sus adulaciones, Señor, y silencia sus alardes.
4 Ellos dicen: “Nuestras palabras nos llevarán al éxito, nuestras bocas nos pertenecen. ¡No seguimos órdenes de nadie!”
5 “A causa de la violencia que han sufrido los indefensos, y a causa de los gemidos de los pobres, me levantaré para defenderlos”, dice el Señor. “Les daré la protección que han estado anhelando”.
6 La palabra del Señor es fiel, y es tan pura como la plata refinada siete veces en un horno.
7 Tú, Señor, mantendrás a los oprimidos a salvo; nos protegerás de este tipo de personas para siempre.
8 Aunque los malvados nos rodeen y el mal prospere por todas partes.† “Por todas partes”: literalmente, “entre la descendencia de la humanidad”.