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Para el músico principal. Con la melodía de “Los Lirios de la Alianza”. Un salmo de Asaf.
Escúchanos, Pastor de Israel,
tú que conduces a José como un rebaño,
tú que te sientas encima de los querubines, resplandece.
Ante Efraín, Benjamín y Manasés, ¡agitad vuestra fuerza!
¡Ven a salvarnos!
Vuélvenos, Dios.
Haz que tu rostro brille,
y nos salvaremos.
 
Yahvé Dios de los Ejércitos,
¿hasta cuándo estarás enojado contra la oración de tu pueblo?
Los has alimentado con el pan de las lágrimas,
y les dio de beber lágrimas en gran medida.
Nos conviertes en una fuente de disputa para nuestros vecinos.
Nuestros enemigos se ríen entre ellos.
Vuélvenos, Dios de los Ejércitos.
Haz que tu rostro brille,
y nos salvaremos.
 
Has sacado una vid de Egipto.
Expulsaste a las naciones y la plantaste.
Has limpiado el terreno para ello.
Echó raíces profundas y llenó la tierra.
10 Las montañas se cubrieron con su sombra.
Sus ramas eran como los cedros de Dios.
11 Envió sus ramas al mar,
sus brotes al río.
12 ¿Por qué has derribado sus muros?
para que todos los que pasen por el camino lo arranquen?
13 El jabalí del bosque lo arrasa.
Los animales salvajes del campo se alimentan de ella.
14 Vuélvete, te lo rogamos, Dios de los Ejércitos.
Mira desde el cielo, y ve, y visita esta vid,
15 la acción que su mano derecha plantó,
la rama que hiciste fuerte para ti.
16 Se ha quemado con fuego.
Está cortado.
Perecen ante su reprimenda.
17 Que tu mano esté sobre el hombre de tu derecha,
en el hijo del hombre que hiciste fuerte para ti.
18 Así que no nos apartaremos de ti.
Revívenos, e invocaremos tu nombre.
19 Vuélvenos, Yahvé Dios de los Ejércitos.
Haz brillar tu rostro y nos salvaremos.