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Lo mejor en esta vida de vanidad
Mejor es una buena fama
Que un buen ungüento,
Y mejor el día de la muerte
Que el día del nacimiento.
Mejor es ir a la casa del luto
Que a la casa del banquete,
Porque aquello es el fin de todos los hombres.
El que vive debe poner esto en su corazón.
Mejor la tristeza que la risa,
Porque con la tristeza de rostro se enmienda el corazón.
El corazón de los sabios está en la casa del luto,
Pero el corazón del necio está en la casa del placer.
Mejor es oír la reprensión del sabio
Que el canto de los necios,
Porque como el estallido de los espinos bajo la olla,
Así es la risa del necio.
También esto es vanidad.
Porque la opresión perturba al sabio,
Y el regalo corrompe el corazón.
 
Mejor es el fin de un asunto que su comienzo,
Y mejor el paciente de espíritu que el altivo de espíritu.
No te apresures en tu alma a enojarte,
Porque la ira reside en el seno de los necios.
10 Nunca digas:
¿Por qué los tiempos pasados fueron mejores que éstos?
No es sabio que preguntes esto.
 
11 La sabiduría es buena con una heredad,
Y aprovecha a los que ven el sol.
12 Porque estar bajo la protección del conocimiento
Es como estar bajo la protección del dinero.
Pero la sabiduría aventaja
En que da vida a los que la poseen.
 
13 Considera la obra de ʼElohim:
¿Quién podrá enderezar
Lo que Él torció?
14 El día del bien goza del bien.
Y el día de la adversidad reflexiona:
ʼElohim hizo tanto lo uno como la otra,
Para que el hombre no descubra
Lo que sucederá después de él.
 
15 Todo esto vi en los días de mi vanidad:
Hay justo que perece por su justicia,
Y hay impío que prospera en su impiedad.
16 No seas demasiado justo,
Ni presumas ser muy sabio.
¿Por qué tienes que destruirte?
17 No seas demasiado impío
Ni seas insensato.
¿Por qué morirás antes de tiempo?
18 Bueno es que agarres una cosa sin soltar la otra,
Porque el que teme a ʼElohim
Sale bien con ambas cosas.
 
19 La sabiduría fortalece al sabio
Más que diez poderosos que estén en una ciudad.
20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra
Que haga el bien y nunca peque.
21 Tampoco tomes en serio todo lo que se habla,
Ni escuches a tu esclavo cuando te maldice,
22 Pues sabes muy bien que muchas veces tú mismo maldijiste a otros.
23 Todas estas cosas experimenté con sabiduría
Y dije: Seré sabio.
Pero eso estaba lejos de mí.
24 Lo que existe es remoto y muy profundo.
¿Quién lo podrá hallar?
25 Dirigí mi corazón al saber,
A escudriñar y a buscar el conocimiento y la razón.
Procuré conocer cuál es la peor insensatez:
La necedad de la locura.
 
26 Y hallé más trágica que la muerte
A la mujer cuyo corazón es trampa y red,
Y sus manos, ligaduras.
El que agrada a ʼElohim escapará de ella,
Pero el pecador será atrapado por ella.
 
27 Mira, dice el Predicador,
Al sopesar las cosas una por una para hallar una razón,
28 Lo que aún busca mi alma sin encontrarlo:
Hallé un hombre entre 1.000,
Pero una mujer entre todas ellas no la encontré.
29 Solo esto hallé:
Que ʼElohim hizo al hombre recto,
Pero ellos buscaron muchas artimañas.