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PARA todas las cosas hay sazón, y todo lo que se quiere debajo del cielo, tiene su tiempo:
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiem­po de arrancar lo plantado;
Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiem­po de edificar;
Tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiem­po de bailar;
Tiempo de esparcir las piedras, y tiempo de allegar las piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de alejarse de abrazar;
Tiempo de agenciar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de arrojar;
Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué provecho tiene el que tra­baja en lo que trabaja?
10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que en él se ocupa­sen.
11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo: y aun el mundo dio en su corazón, de tal manera que no alcance el hombre la obra de Dios desde el principio hasta el cabo.
12 Yo he conocido que no hay mejor para ellos, que alegrarse, y hacer bien en su vida:
13 Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
14 Yo sé que todo lo que Dios hace, eso será por siempre: sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y hácelo Dios, para que delante de él teman los hombres.
15 Aquello que fue, ya es: y lo que ha de ser, fue ya; y Dios requiere lo que pasó.
16 Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí la impiedad; y en lugar de la justicia, allí la iniquidad.
17 Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay tiempo a todo lo que se quiere y sobre todo lo que se hace.
18 Dije en mi corazón, en orden a la condición de los hijos de los hombres, que Dios los probaría, para que así echaran de ver ellos mismos que son semejantes a las bestias.
19 Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal, el mismo suceso es: como mueren los unos, así mue­ren los otros; y una misma respi­ración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia: porque todo es vanidad.
20 Todo va a un lugar: todo es hecho del polvo, y todo se torna­rá en el mismo polvo.
21 ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres suba arriba, y que el espíritu del ani­mal descienda debajo de la tie­rra?
22 Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hom­bre con lo que hiciere; porque ésta es su porción: porque ¿quién lo traerá para que vea lo que ha de ser después de él?