16
Mictam de David.
GUÁRDAME, oh Dios, porque en ti he confiado.
Dijiste, oh alma mía, al SEÑOR: Tú eres el Señor: mi bien a ti no aprovecha;
Sino a los santos que están en la tierra, y a los íntegros: toda mi afición en ellos.
Multiplicaránse los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios: no ofreceré yo sus liba­ciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
El SEÑOR es la porción de mi herencia y de mi copa; tú susten­tarás mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares agradables, y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré al SEÑOR que me aconseja: aun en las noches me enseñan mis riñones.
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí: porque está a mi diestra no seré conmovido.
Alegróse por tanto mi corazón, y se gozó mi gloria: también mi carne reposará segura.
10 Porque no dejarás mi alma en el infierno; ni permitirás que tu santo vea corrupción.
11 Me mostrarás la senda de la vida: abundancia de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra por siempre.