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Aleluya.
ALABA, oh alma mía, al SEÑOR.
Alabaré al SEÑOR en mi vida: cantaré alabanzas a mi Dios mien­tras viviere.
No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.
Saldrá su espíritu, tornaráse en su tierra: en aquel día perecerán sus pensamientos.
Bienaventurado aquel en cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza es en el SEÑOR su Dios:
El cual hizo el cielo y la tie­rra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad por siempre;
Que hace derecho a los agra­viados; que da pan a los ham­brientos: el SEÑOR suelta a los aprisionados;
El SEÑOR abre los ojos a los ciegos; el SEÑOR levanta a los caídos; el SEÑOR ama a los jus­tos.
El SEÑOR guarda a los extran­jeros; al huérfano y a la viuda levanta; y el camino de los impí­os trastorna.
10 Reinará el SEÑOR para siem­pre; tu Dios, oh Sión, por genera­ción y generación. Aleluya.