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1 Así que permanezcan firmes en el Señor, mis queridos amigos, pues ustedes son muy importantes para mí, y me hacen muy feliz. ¡Ustedes son mi corona! ¡En verdad los amo y anhelo verlos! 2 A Evodia y Síntique, les ruego que resuelvan sus diferencias la una con la otra y lleguen a un acuerdo en el Señor. 3 De hecho, le pido a mi compañero de trabajo,* Un obrero cristiano que del cual no se conoce su nombre y que presuntamente viviría en Filipo. que ayude a estas mujeres, pues ellas trabajaron conmigo en la predicación de la buena noticia, así como Clemente y mis demás compañeros, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.
4 Estén siempre felices en el Señor. Les repito: ¡estén felices! 5 Todos deberían saber de su bondad. El Señor estará pronto aquí. 6 No se preocupen por nada, sino oren a Dios por todas las cosas, y explíquenle lo que necesitan, y agradézcanle por todo lo que él hace. 7 Entonces la paz que viene de Dios, que es mejor que lo que podríamos imaginar, guardará sus corazones y mentes en Cristo Jesús.
8 Por último, piensen en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo recto, todo lo puro, todo lo que es bello, todo lo que es elogiable, todo lo que en verdad es digno de alabanza. 9 Practiquen lo que han aprendido y lo que han recibido de mí, así como lo que me vieron hacer y decir. Entonces el Dios de paz estará con ustedes.
10 Estoy muy feliz en el Señor porque ustedes han pensado otra vez en mí, al darme cuenta de que ustedes estaban preocupados por mí pero no podían hacer nada al respecto. 11 No les hablo de mis necesidades, porque ya he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación que me encuentre. 12 Estoy acostumbrado a no tener nada, y he tenido la experiencia de tener abundancia también. En cada situación que me sea posible, he aprendido el secreto de enfrentarme a la abundancia y luego no tener para comer, de ser rico y vivir en la pobreza: 13 ¡Todo lo puedo en Cristo, porque él me fortalece!
14 Aún así, hicieron bien en compartir conmigo durante mis tribulaciones. 15 Ustedes los filipenses recuerdan que al principio, cuando comenzamos a predicar la buena noticia, cuando partí de Macedonia, la iglesia de ustedes era la única que me brindaba ayuda económica. 16 Incluso cuando estuve en Tesalónica me ayudaron, no una sola vez sino dos. 17 No es que esté pidiendo una donación. Sino que procuro que su “saldo a favor” aumente en su “cuenta”.† Pablo utiliza términos de negocios, pero probablemente se está refiriendo de manera figurada a su “cuenta” espiritual. 18 ¡Porque yo tengo de todo, incluso más de lo que necesito! Estoy agradecido por haber recibido de parte de Epafrodito las cosas que me enviaron. Son como un sacrificio con dulce aroma que agrada a Dios y él aprueba. 19 ¡Mi Dios suplirá todas las cosas que ustedes necesiten, conforme a sus riquezas gloriosas en Cristo Jesús! 20 La gloria sea para Dios, el Padre, por siempre y para siempre. Amén. 21 Saluden a todos los creyentes en Cristo Jesús. Los hermanos y hermanas cristianos que están conmigo les envían su saludo. 22 Todos los creyentes les envían saludo, especialmente los del palacio del César. 23 Que la gracia del Señor Jesucristo esté con el espíritu de cada uno de ustedes.