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Un Salmo de David.
El Señor es mi pastor, y por ello tengo todo lo que necesito.
Me da descanso en verdes pastos. Me guía a corrientes tranquilas.
Me consuela, me guía por el camino correcto, por su nombre.
Incluso cuando camino por el valle oscuro de la muerte, no tengo miedo de ningún mal, porque tú estás ahí conmigo. Tu vara y tu bastón me protegen.
Preparas un banquete para mí en presencia mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. ¡Mi copa está tan llena que se desborda!
Estoy completamente seguro de que tu bondad y tu amor inagotable estarán conmigo toda mi vida, y viviré para siempre en la casa del Señor.