Salmos. 54. Sea tu nombre mi salvación, oh Dios; Defiéndeme con tu poder. Deja que mi oración venga delante de ti, oh Dios; escucha las palabras de mi boca. Porque los hombres que me persiguen han salido contra mí; y hombres violentos se proponen tomar mi vida; no han puesto a Dios ante sus ojos. Selah. Mira, Dios es mi ayudador: el Señor es el que gran defensor de mi vida. Él hará que los malos actos de mis enemigos vuelvan a ellos mismos; que sean cortados por tu verdad. Libremente te haré mis ofrendas; Alabaré tu nombre, oh Señor, porque es bueno. Porque has sido mi salvador de todas mis angustias; y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.