Salmos. 85. Señor, fuiste bueno con tu tierra: cambiando el destino de Jacob. La maldad de tu pueblo tuvo perdón; todos sus pecados cubriste. Selah. Ya no estabas enojado: fuiste apartado del ardor de tu ira. Regresa a nosotros, oh Dios de nuestra salvación, y no te enojes más con nosotros. ¿Seguirás enojado con nosotros para siempre? ¿guardarás tu ira contra nosotros a lo largo de todas las generaciones? ¿No nos darás la vida otra vez, para que tu pueblo se alegre en ti? Veamos tu misericordia, Señor, y danos tu salvación. Oiré la voz del Señor; porque él dirá palabras de paz a su pueblo y a sus santos; pero que no vuelvan a sus maneras necias. Verdaderamente, su salvación está cerca de sus adoradores; para que la gloria esté en nuestra tierra. La misericordia y la fe se han unido; la justicia y la paz se han dado un beso. La fe sube de la tierra como una planta; la justicia está mirando hacia abajo desde el cielo. El Señor dará lo que es bueno; y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de él, haciendo un camino para sus pasos.