Salmos. 86. Abre tus oídos a mi voz, oh Señor, y dame una respuesta; porque estoy afligido y tengo necesidad. Guarda mi alma, porque soy fiel a ti; Oh mi Dios, da la salvación a tu siervo, cuya esperanza está en ti. Ten misericordia de mí, oh Señor; porque mi llanto va hasta ti todo el día. Alegra el alma de tu siervo; porque está elevada a ti, oh Señor. Eres bueno, oh Señor, y lleno de perdón; tu misericordia es grandiosa para todos los que te claman. Oh Señor, escucha mi oración; atiende a mi plegaria. En el día de mi angustia, te clamo; porque me darás una respuesta. No hay dios como tú, oh Señor; no hay obras como tus obras. Vengan todas las naciones tuyas, y adoren, oh Jehová, glorificando tu nombre. Porque tú eres grande, y haces grandes obras de asombro; solo eres Dios. Abre tu camino a mí, oh Señor; Seguiré mi camino en tu fe: deja que mi corazón se alegre con el temor de tu nombre. Te alabaré, oh Jehová Dios mío, de todo corazón; Daré gloria a tu nombre para siempre. Porque tu misericordia conmigo es grande; has sacado mi alma de los lugares profundos del inframundo. Oh Dios, hombres de orgullo se han levantado contra mí, y el ejército de hombres violentos buscan mi vida; no te han puesto delante de ellos. Pero tú, oh Señor, eres un Dios lleno de compasión y perdón, lento para enojarte, grande en misericordia y verdad. Mírame, y ten misericordia de mí! da fortaleza a tu siervo, y tu salvación al hijo de tu sierva. Dame una señal para el bien; para que mis enemigos lo vean y se avergüencen; porque tú, Señor, has sido mi ayuda y mi consuelo.