Salmos. 60. Oh ʼElohim, Tú nos rechasaste. Tú nos desechaste, rompiste nuestras defensas. Te airaste. Vuelve a nosotros. Hiciste temblar la tierra, la agrietaste. Repara sus grietas, porque se tambalea. Hiciste sufrir a tu pueblo cosas duras. Nos hiciste beber vino de aturdimiento. Pero a tus fieles diste un estandarte Para que sea desplegado por causa de la verdad. Selah Sálvanos con tu mano derecha, y respóndenos, Para que sean librados tus amados. ʼElohim respondió desde su Santuario: ¡Yo me alegraré! Repartiré a Siquem, Y mediré el valle de Sucot. Mío es Galaad y mío es Manasés, Efraín es el casco de mi cabeza, Judá, mi cetro, Moab, vasija para lavarme. Sobre Edom echaré mi sandalia, Y sobre Filistea lanzaré mi grito de victoria. ¿Quién me conducirá a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará a Edom? ¿No eres Tú, oh ʼElohim, Quien nos rechazaste Y no sales con nuestros ejércitos, oh ʼElohim? Socórrenos ante el adversario, Porque vana es la liberación del hombre. Con ʼElohim haremos proezas. Él pisoteará a nuestros adversarios.