Salmos. 130. Cántico gradual. DE los profundos, oh SEÑOR, a ti clamo. Señor, oye mi voz; estén aten­tos tus oídos a la voz de mi súpli­ca. SEÑOR, si mirares a los peca­dos, ¿quién, oh Señor, estaría en pie? Empero hay perdón cerca de ti, para que seas temido. Esperé yo al SEÑOR, esperó mi alma; en su palabra he espe­rado. Mi alma espera al Señor más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la maña­na. Espere Israel al SEÑOR; por­que en el SEÑOR hay misericor­dia. Y abundante redención con él. Y él redimirá a Israel de todos sus pecados.