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Para el director del coro. Un salmo de David.
1 Dios, te suplico que escuches mi queja.* O “problema”. Protégeme porque tengo miedo de mis enemigos.
2 Guárdame de las conspiraciones de los malvados, de esta multitud llena de maldad.
3 Sus palabras son hirientes como espadas, y de sus bocas emanan palabras venenosas como flechas.
4 Desde sus escondites disparan contra los inocentes, sin ningún temor de ser atrapados.
5 Animan a otros a hacer el mal y conspiran sobre cómo engañar a las personas diciendo: “Nadie lo sabrá”.
6 Ellos conspiran en hacer el mal. Con orgullo dicen: “¡Qué gran plan hemos creado!”. No hay límites en las profundidades a las que la mente humana puede llegar.
7 Pero Dios les disparará con flechas, y repentinamente caerán heridos.
8 Tropezarán con sus propios engaños. Quienes los vean se reirán de ellos y con sus cabezas harán señal de burla.
9 Entonces todos temerán. Dirán que esta es la obra de Dios, y se darán cuenta de las cosas que Él ha hecho.† Or “Anuncian las obras de Dios y entienden su trabajo”.
10 Los justos se alegrarán con el Señor y buscarán su protección. Los que viven en rectitud lo alabarán.