127
Un cántico para los peregrinos que van a Jerusalén. Un salmo de Salomón
1 Si el Señor no es el que construye la casa, es inútil el trabajo de los albañiles. Si el Señor no guarda la ciudad, el trabajo de los guardias no tiene sentido.
2 Es inútil levantarse temprano por la mañana e ir a trabajar, y quedarse hasta altas horas de la noche, preocupado por ganar lo suficiente para comer, cuando el Señor es el que da el descanso a los que ama.
3 Ciertamente los hijos son un regalo del Señor, porque la familia es una bendición. * Literalmente, “la recompense del fruto del vientre”.
4 Como flechas en las manos de un guerrero son los hijos en la juventud.
5 ¡Feliz es el que llena su aljabau con ellos! Tales padres no se avergonzarán cuando enfrenten a sus enemigos en las puertas de la ciudad.† “Puertas de la ciudad”. El lugar donde se hacían los juicios, igual que una corte.